Cartografía Antigua: Ciudades de América
Planos manuscritos de archivos españoles: Trujillo (1687).
Trujillo, Joseph Formento, 1687. Archivo General de Indias.
Trujillo (1687)

«Planta de La civdad de Truxillo».
Joseph Formento.
Archivo General de Indias (M. y P. , Perúy Chile, 14)
(292 X 422).

LA CIUDAD

La ciudad de Trujillo, fundada por Almagro en 1534, se asentó en el valle del río Moche, situado en el antiguo reino de Chimú. Las primeras casas de adobe con techos de madera se construyeron sobre la parcelación efectuada con manzanas de 130 varas de lado y calles de 13, en un territorio de clima benigno y suelo fértil , con abundancia de árboles y cerca del puerto de Guancacho.

A pesar de su excelente localización, la ciudad decayó a finales del siglo XVII , probablemente debido a la importancia que adquirieron las zonas mineras del altiplano andino. Sin embargo, ya en el XVII Feijoo nos habla de las excelentes casas de piedra labrada con por tales blasonados, balcones y grandes ventanas, «casas de piedra y bien construidas», como diría López de Velasco. Todo ello superando los grandes destrozos producidos por el terremoto de 1619.

La construcción de los conventos de religiosos repartidos en la trama urbana singulariza un paisaje urbano de alturas uniformes. San Francisco y Santo Domingo, La Merced y San Agustín, Santa Clara, Santa Teresa, son los elementos urbanos más característicos.

Trujillo crece lentamente en un valle sin grandes accidentes geográficos con sus calles abiertas al paisaje circundante. L'Hermitte en su expedición de 1622 por las costas del pacífico la describe de una manera semejante.

Al final del XVII, en 1686, se inicia la construcción de la muralla con un proyecto que aparece geométricamente trazado en el plano de J. Formento. La muralla del Trujillo del Perú es un caso singular en la historia de las fortificaciones hispanoamericanas. No es la aplicación de las teorías renacentistas y las técnicas militares europeas a los casos concretos de un territorio especial como en La Habana, Veracruz, San Agustín de la Florida o Cartagena de Indias, con resultados tremendamente prácticos pero de perímetros irregulares, sino que es la imposición de un trazado ovalado de quince lados iguales con baluartes también iguales sobre una estructura de morfología regular con calles rectas y perpendiculares que se cruzan formando manzanas rectangulares. Esta imposición geométrica no guarda relación entre el diseño de la muralla y las manzanas existentes, que quedan cortadas por aquélla de forma desigual e indiferente a la rígida geometría del polígono murado, en donde ni siquiera la
plaza mayor está centrada en el conjunto. Podría pensarse que esta falta de correlación se debe a la aplicación teórica de los principios sobre fortificaciones elaborados por Vauban para Luis XIV, traspuesto sin más, directamente, al caso de Trujillo, aunque con mucha mayor sencillez de ejecución, ya que esta muralla no llegó a tener ni foso ni terraplenes.

EL PLANO

El plano de Formento de 1687 es un plano de proyecto. Para en tonces Trujillo debía tener sólo unas 30 manzanas, consolidadas en un rectángulo alargado con la plaza situada en el extremo más meridional. Sobre esta estructura se superpone el trazado de la muralla, prolongando las calles hasta su borde interior.

El papel de poco gramaje y calidad y de pequeño formato está, sin embargo, cuidadosamente dibujado con tinta sepia oscura, que se utiliza también para la rotulación del título, las leyendas y la escala en varas castellanas. Un tono gris claro acompaña los dibujos de las iglesias y sombrea el perímetro de las manzanas y de la muralla.

Sobre el eje norte-sur, que pasa por la plaza mayor, se encuentra el «postigo de la Sierra», delante del cual el autor del plano ha previsto la realización de un «estanque» que acentúa el sentido axial de la composición, también marcado por los dos postigos laterales, con su correspondiente «estanque» en el lado opuesto. Los otros accesos a la ciudad, «la puerta de Lima» y «la puerta de Payta», es tán situados con toda probabilidad allí donde se encontraban los caminos principales de comunicación con estas otras ciudades del virreinato.

El trazado perfectamente geométrico de la muralla, con sus baluartes detalladamente acotados, contrasta con la ingenua representación de iglesias, conventos y puertas, carentes de las más elementales normas del dibujo arquitectónico.

En definitiva, un plano fundamental en la historia cartográfica americana, que no por su amplia difusión deja de tener un especialísimo interés histórico y urbanístico.

Inscripción Esquemática >>
Volver al menú