«Plano general de la ciudad de Cumaná y sus contornos».
Agustín Crame.
Servicio Geográfico del Ejército (Venezuela, N: 76)
(450 X 580 mm).

LA CIUDAD

La «pacificación» de las costas de Cumaná en el Oriente de la actual costa venezolana fue llevada a cabo por Gonzalo de Ocampo, que fundó un asentamiento español a orillas del río Manzanares, próximo a la península de Paria. Después de sucesivos intentos de permanencia en el lugar, fray Francisco de Montesinos realiza en 1567 la fundación de Nueva Córdoba, en la margen izquierda del río. Pero este asentamiento tampoco tuvo arraigo y es Diego Fernández de Serpa, o Cerpa, el que establece definitivamente la nueva población, a la que puso por nombre Cumaná .

Cumaná crece irregularmente, sin un plan previo, entre el pie del cerro de San Antonio y el río Manzanares, a lo largo de una calle que bordea la colina y alejada casi dos kilómetros de la costa.

La historia de Cumaná está ligada a las salinas de la península de Araya, explotada por los holandeses en sucesivas ocasiones. Para defender el territorio de las incursiones extranjeras, Bautista Antonelli propone la anegación de la salina y la construcción de un castillo que llegó a ser la más importante fortificación de la costa venezolana. En 1762, ciento veinte años después de haber sido terminado, ordena y lleva a efecto su demolición porque había dejado. de cumplir su función militar.

Sin embargo, la ciudad de Cumaná no llegó a tener fortalezas tan importantes como la de Araya. Después de ser levantados algunos torreones y pequeños fuertes que no llegaron a subsistir, la primera fortificación estable es el castillo de Santa María de la Cabeza, situado aliado de la iglesia principal, en el centro de la villa. Construido por el sargento mayor Sancho Fernández de Angulo, gobernador de la Nueva Andalucía entre 1669 y 1673, es de planta cuadrangular, con cuatro baluartes en las esquinas y foso.

El otro castillo, San Antonio de la Eminencia, se encuentra situado sobre un cerro que domina la ciudad y sus alrededores, fuera del recinto urbano. Su sencilla forma primitiva es modificada dos veces. Primero por el gobernador Juan de Padilla en 1681 y de nuevo por Francisco de Rivero, que propone una planta estrellada de más consistencia que las anteriores.

Las instalaciones religiosas de Cumaná, además de la iglesia parroquial, fueron los conventos de Santo Domingo y San Francisco, situados en los extremos de la población. Y las edificaciones civiles de interés fueron la Aduana, al pie del puente sobre el Manzanares, y el almacén de la pólvora, a las a fueras del casco.

Cumaná siempre fue una población de escasos recursos. Sus habitantes vivían del cultivo de la caña de azúcar, de la yuca, del maíz y del cacao, explotándose también una salina urbana.

EL PLANO

El plano de Agustín Crame es de la misma época que el realizado de Ciudad Bolívar (Angostura o Santo Tomé de la Guayana) y tiene características gráficas idénticas.

El trazado de la ciudad con su forma irregular, pa rtiendo del eje que une la plaza principal y los conventos de Santo Domingo y San Francisco, se destaca sobre un territorio profusamente ilustrado en donde pueden distinguirse numerosas edificaciones a isladas en el centro de pequeñas áreas cultivadas. Es visible la red de caminos y puede apreciarse un territorio a penas colonizado al borde de una costa a la que Cumaná parece estar ajena.

El pueblo de Guaiqueríes de Altagracia, en la margen izquierda del río, de trazado regular, es sin duda el origen del futuro desarrollo de la ciudad, unida al mar por un cordón umbilical al que las a renas parecen haber cegado.

El plano, cuidadosamente dibujado, parece aproximarse con bastante fidelidad al trazado que aún se conserva de la ciudad antigua. Este trazado no siguió los habituales cánones regulares de otras ciudades fundadas por los españoles en América.