Cartografía Antigua: Ciudades de América
Planos manuscritos de archivos españoles: Caracas (1775).

Caracas, Joseph Carlos de Agüero, 1775. Archivo General de Indias.
Caracas (1775)

«Plaza de la ciudad de Caracas con la división de sus barrios».
Joseph Carlos de Agüero.
Archivo General de Indias (M. y P. , Venezuela, 180) (275 X 185 mm.).

LA CIUDAD

En un largo valle paralelo a la costa y separado de ésta por una cordillera de más de 2.000 metros de a ltura, se fundó en 1567 la ciudad de Caracas según un trazado de Diego de Henares, compañero del fundador, el capitán Diego de Losada.

Una forma cuadrada compuesta de 5 X 5 manzanas de unos 125 metros de lado, en la que se ha suprimido la central para construir la plaza mayor, es la traza inicial a partir de la cual va a ir creciendo la ciudad por agregación sucesiva de elementos iguales e igualmente separados entre sí en todas las direcciones.

Al final del siglo XVI Caracas está en período de formación con pocas casas construidas, las calles a penas constituidas con acequias a biertas que las recorren y una escasa actividad volcada fundamenta lmente en la agricultura.

Veinte años más tarde el trazado de las calles parece más firme y es fácil distinguir algunas, como la de los Mercaderes, bordeada de los solares de los grandes encomenderos.

«Anchos y espaciosos caminos de suavísima pendiente ofrecen cómodo acceso a los carruajes y a las personas que gozan de una hermosa perspectiva.»

Durante todo el siglo XVII la población no supera los 4.000 habitantes y las casas se construyen poco a poco en la falda meridional del Ávila, formando un tejido uniforme en el que sobresalen las torres ele las iglesias y multitud de árboles de todo tipo: palmeras, membrillos, manzanos, aguacates, mangos, plataneros ...

Desde el primer tercio del XVII el Cabildo funciona a pleno rendimiento después de que el gobernador Pimentel trasladara la capital de Coro a Caracas en 1578.

Al fin al del XVII se a lcanzan los 6.000 habitantes y es entonces cuando empieza un mayor crecimiento gracias al cultivo del cacao, alcanzándose los 40.000 habitantes al final del XVIII. En la segunda mitad de este siglo, Caracas adquiere una mayor importancia. regional tanto desde el punto de vista cultural como económico. Se crea la Academia de Geometría y Fortificaciones a propuesta del ingeniero Nicolás de Castro en 1760 y se realiza la concesión del comercio del cacao y el comar a una compañía vizcaína en 1778.

Al comenzar el siglo XX la población se acerca a los 70.000 habitantes y hoy Caracas es una ciudad metropolitana de más de tres millones. La pequeña aldea colonial que se asentó en un espacioso valle de 25 X 4 km. , a 900 metros de altitud, se ha convertido en una gran urbe situada en un valle demasiado pequeño para contenerla.

El trazado inicial se situó en un territorio definido por tres riachuelos de cauce desigual: Coroate, Catuche y Arauco, que desembocan en el río Guaire y que van a ser, junto con la ladera del Ávila, los elementos geográficos estructurantes de la ciudad.

A pesar de los desniveles producidos por los barrancos, el trazado ortogonal de calles y manzanas es tan determinante que se superpone sin concesiones sobre el terreno desigual. Sólo muy avanzado el XVIII, cuando la trama ha crecido más de diez cuadras a partir de la plaza hacia el este y el sur, es cuando empiezan a aparecer las primeras deformaciones del trazado, sobre todo en el sector de San Juan al suroeste, al pie del cerro del Calvario.

Ni los solares ocupados por los grandes edificios como la catedral, que ve alzarse en su fachada un enorme frontispicio en 1720 obra de Francisco Andrés Meneses, ni los solares asignados a las órdenes religiosas como los conventos de San Francisco, Santo Domingo o La Merced, o como el Colegio-Seminario o el hospital de San Pablo, modificaron es te esquema cuadricular ni ocuparon nunca más de una manzana entera, como sucedió en otras muchas fundaciones españolas en América.

EL PLANO

El «Reglamento para el establecimiento de cuatro alcaldes celadores de bar rio» en Caracas propuesto por José Carlos de Agüero se acompañó en 1775 de este plano ele la ciudad con «división de sus barrios».

Un cuadrado casi perfecto de dieciséis cuadras se inscribe en un recuadro intensamente marcado al que acompaña otro rectangular en una composición de proporciones próximas a la áurea, en donde existe un claro imerés por enfatizar el modelo teórico ele la llamada cuadrícula, en la que se superpone sin contemplaciones sobre un territorio cuya desigualdad topográfica queda reflejada en el recorrido de los arroyos.

Un papel de poco gramaje en una hoja de pequeño formato sirven de soporte a este plano dibujado con acuarelas, empleando un código cromático poco habitual pero tremendamente gráfico y absolutamente directo en su intención: señalar los cuatro barrios más el centro en los que se pretende dividir la ciudad.

Hasta tal extremo es clara la intención del plano que no sólo carece de escala, sino que su autor, una vez realizado el dibujo principal, parece haberse recreado en definir con detalle los tres escudos que acompañan a la leyenda.

La ocupación de las manzanas explica la diferente extensión dada a cada barrio, en la que, sin embargo, sí parece proporcionalmente equilibrada la superficie ocupada.

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